
Y es que el exentrenador del Athletic se ha dejado embargar por el momento y ha comulgado con sus jugadores en el mismo campo del Leeds y se ha fundido en abrazos con ellos. Se le ha visto sonriente, dicharachero, feliz, hablando sin parar, ha repartido abrazos a diestro y siniestro. Y como coro ha tenido a sus futbolistas cantando su nombre.
Algo parecido sucedió con motivo con del agur a San Mamés, aunque en aquella oportunidad el de Rosario estuvo más comedido a la hora de dar algún que otro salto.
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