Por qué hay que preparar la piel antes de la exposición solar del verano

Actualizado:29/05/2022 02:12h
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Cada vez son más conocidos los efectos negativos del sol en la piel: la primera señal de alerta es el enrojecimiento, seguida de las quemaduras, en ocasiones con ampollas. A medio y largo plazo, pueden aparecer las
manchas, los melanomas y cánceres cutáneos, las alergias al sol y el fotoenvejecimiento. No exponerse al sol en algún momento, durante el verano, resulta complicado por las vacaciones o las actividades que se suelen hacer en el exterior. Para aumentar la fortaleza de la piel frente a los rayos UV los expertos recomiendan, además de usar protección solar alta, preparar previamente la piel.

¿Es necesario preparar la piel para exponerla al sol?

Según Laura Parada, directora técnica del centro Slow Life House, «es fundamental preparar la piel antes de exponerla al sol.

Y esta preparación pasa por una buena exfoliación, una correcta y continua hidratación y por supuesto por una protección. Además, es muy interesante reforzar esta preparación con una alimentación adecuada y rica en antioxidantes, y acompañarla de nutricosmética que refuerce la piel desde dentro para mitigar el daño solar». Preparar la piel antes de exponerla al sol tiene, según la experta, dos beneficios «por un lado reforzar la piel para que esta esté más fuerte para esas primeras exposiciones solares y, por otro lado, conseguir una piel más uniforme para que el bronceado sea más regular».

Reforzar la piel antes de la exposición

Durante gran parte del año la piel está protegida de los rayos UV, por eso es mucho más sensible a los daños de estos. Desde el Instituto Médico Láser creen esencial preparar la piel con un tratamiento antioxidante para aumentar su resiliencia al sol y ayudarla a su recuperación. Se trata de la Mesoterapia Antioxidante de IML, que deposita micro-bombas anti-radicales en la dermis, donde se produce una alteración estructural del colágeno y la elastina por parte de los UV A y B. La fórmula del inyectable es un cóctel individualizado de vitaminas, oligoelementos y ácido hialurónico, que son seleccionados para prevenir o tratar específicamente el envejecimiento cutáneo producido por el sol. Está compuesto por vitaminas A, E, C y grupo B, así como por silicio y ácido hialurónico. A su efecto preventivo, se suma una acción revitalizante que se traduce en un bronceado uniforme, luminoso y más duradero.

Para preparar la piel del cuerpo antes de las exposiciones, Laura Parada de Slow Life House aconseja una exfoliación en cabina. «Este tratamiento exfoliante corporal hidratante ayudará a conseguir un bronceado natural y duradero. El primer paso es aplicar un
exfoliante a base de ingredientes naturales como sal del Himalaya, aceite de coco y manteca de murumuru y extracto de flor de hibisco y gardenias, e ingredientes químicos como ácido ascórbico, elástica y colágeno. A continuación, se realiza un peeling manual intensivo con maniobras ascendentes por todo el cuerpo, estimulando la circulación e insistiendo en las zonas más susceptibles de estar deshidratadas o dañadas. El ácido ascórbico (
vitamina C) se encarga de combatir el fotoenvejecimiento, regenera la vitamina E y fomenta la producción de colágeno».

Durante la exposición solar: claves para que la protección funcione

Además de preparar la piel previamente, es esencial protegerse adecuadamente durante la exposición solar, no solo por una cuestión de belleza, sino también de salud. Laura Parada recomienda «no salir de casa nunca sin el protector solar, evitar el sol en las horas centrales del día y parapetarse siempre debajo de sombreros, gorros, gafas de sol… y, sobre todo, tener una actitud respetuosa con la piel».

Los dermatólogos del Instituto Médico Láser añaden otros consejos:

– Empezar la exposición al sol con tramos cortos durante los primeros días.

– Respetar el fototipo para seleccionar el filtro solar adecuado a cada piel.

– Mirar la composición de los protectores, que debe tener filtros físicos y químicos fotoestables, de amplio espectro frente a UV-A, UV-B, UV-C e IR.

– Aplicar el protector solar correctamente, sobre la piel limpia y seca, media hora antes de la exposición.

– Repetir la aplicación cada vez que sea necesario, dependiendo del número de baños, el calor, el deporte, la ropa suelta o ajustada, el roce de la toalla e incluso, la fuerza del aire.

– Aplicar 2mg por cada cm2 de piel en capa suficiente como para que se vea al principio, aunque luego se absorba.

– Atender a la localización geográfica, más peligrosa cuanto más cercana al ecuador.

– Tener en cuenta el nivel sobre el mar, ya que la atmósfera pierde un 5% de capacidad filtrante cada 300 m de altura.

– Valorar la reflexión sobre distintas superficies, que es del 10% en la hierba, del 20% en el agua, del 15-25% en la arena y del 85% sobre una superficie blanca como la nieve o una pared encalada.

– Evitar el sol si se toman fármacos fotosensibilizantes (salicilanilidas, antibióticos, sulfamidas, antihistamínicos, anticonceptivos, psicótropos).

Y después de la exposición: mucha hidratación

Después de un día de exposición solar es necesario hidratar la piel intensamente para ayudarla a su reparación. Es preferible utilizar fórmulas
aftersun, que las cremas hidratantes convencionales, porque incluyen activos calmantes e hidratantes específicamente seleccionados para ser utilizados tras la exposición a los rayos UV.

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